TEORÍAS PEDAGÓGICAS



¿Qué es una teoría pedagógica?
 


Se define como teoría pedagógica al conjunto de conceptos, definiciones, preposiciones, enunciados, principios que interrelacionados permiten explicar y comprender lo pedagógico, es decir, todo lo relacionado a la formación, la enseñanza, el aprendizaje, el currículo y la organización escolar.
Más, si se asume la concepción de Lakatos (1978), se puede definir la teoría pedagógica como estructuras de pensamiento constituidos por valores, creencias y supuestos que le permiten al profesor interpretar situaciones, conceptuar su experiencia, sistematizarla, investigarla, transformarla y construir la praxis pedagógica, contribuyendo a enriquecer la teoría y el discurso pedagógico.
En otros términos, la teoría pedagógica es el marco de pensamiento compuesto por valores, creencias y supuestos básicos, que le permiten al docente comprender, dirigir, repensar y transformar las acciones que contribuyen a que los seres humanos eleven sus niveles intelectivos y adquieran las herramientas que en un futuro les permitirán asumir su vida en forma consciente y libre.


Los modelos pedagógicos se sustentan en diversas concepciones sobre el sujeto que aprende. Para nuestro análisis, partiremos fundamentalmente de la denominada concepción constructivista del aprendizaje y la enseñanza (Pozo, 1994; Carretero, 1993).
Cabe mencionar que diversas reformas educativas en la década de los años 90, en especial las reformas de los sistemas educativos español y de algunos países latinoamericanos (incluido la Argentina), se basaron en principios psicopedagógicos enmarcados en una concepción constructivista del aprendizaje escolar y de la intervención pedagógica. Esta concepción que no se identifica con una teoría en particular (como la de Piaget, Vigotsky, etc.), representa –en educación- un enfoque tributario de teorías diversas y que confluyen en una serie de principios.
Ahora bien, no puede analizarse el enfoque constructivista sin hacer mención a sus vínculos con los valores del “neoliberalismo”, modelo que se intentó afianzar en ese momento de auge de las reformas, y analizar los presupuestos y consecuencias que esto trajo aparejado. Tampoco queda completo el análisis si no se ubican el sentido de las reformas educativas en el contexto de las condiciones reales del trabajo docente, el impacto que tienen los cambios sociales en los actores del sistema educativo (Esteve, 2006) y las dificultades y padecimientos subjetivos que conlleva el trabajar como docente (Esteve, 1987; Kornblit y Méndez, 1993; Martínez, Valles y Kohen, 1997).




La Pedagogía entendida como reflexión de la educación del hombre, tuvo su origen en la Antigua Grecia. Varios pensadores griegos hicieron aportes importantes al campo de la Pedagogía y de la educación, pero quien mayor influencia ha ejercido, es Platón. Desde los presocráticos, la educación fue pensada desde la Filosofía y empezó a adquirir carácter científico a partir de los planteamientos de Platón, quien a su vez recuperó de los presocráticos las ideas de inmortalidad y transmigración del alma de Pitágoras, el devenir de Heráclito, la diferenciación de las formas de conocimiento de Parménides (una basada en los datos de los sentidos y la otra basada en la razón) y la dialéctica de Zenón, entre otros.
Estas reflexiones filosóficas constituyen la base de la teoría Pedagógica y es en ellas en donde se sustenta la propuesta de educación crítica y reflexiva y, sin embargo, son desconocidas o no tomadas en cuenta  en las discusiones teóricas respectivas, lo cual trae como resultado el empobrecimiento de la discusión y una práctica educativa empírica apoyada en la opinión, o como diría Platón, en la doxa.
Platón explica las condiciones en las que se genera el conocimiento y la manera de llevar a cabo la educación de los sujetos. Con base en sus propuestas, se han construido cadenas de teorías pedagógicas y desarrolladas prácticas educativas diversas que desconocen su origen y su andamiaje categórico-conceptual.
Platón metafóricamente dice que el alma está compuesta de tres partes: una que es la parte racional que corresponde al pensamiento, se relaciona con el cerebro y, además, tiene contacto directo con el mundo de las Ideas; la otra es la irascible que corresponde a la voluntad y se encuentra en el tórax, se relaciona con el mundo sensible; la última es la concupiscible que corresponde a los deseos, se encuentra en el abdomen, e igual que la anterior, se relaciona con el mundo sensible.
La enseñanza introduce un modo de vida superior a través del conocimiento de la virtud, que es el conocimiento de la idea del Bien.
La constitución del alma, desde la postura platónica no se reduce a las estructuras cognitivas, como sucede en la educación actual donde la mayor parte del tiempo los educadores se la pasan trabajando con conceptos o en el peor de los casos con simples definiciones. Se trata, según Platón, de prender, despertar o activar las potencialidades cognitivas con las que el hombre nace.
LA DIMENSIÓN PEDAGÓGICA DE LA DIALÉCTICA
En Platón la dialéctica tiene varios significados; tres de ellos son los siguientes: arte del discurso, arte de discusión y filosofía o sabiduría.
Como arte del discurso, la dialéctica no debe confundirse con la retórica sofística que tiene como fin conmover y no convencer. Contrariamente a los grandes discursos que los sofistas pronunciaban, Sócrates basó su práctica en el diálogo, dando peculiar importancia al lenguaje por considerar que el crecimiento intelectual se da en el proceso de hablar y de pensar, dada la unidad existente entre ellos. No dio importancia a la escritura porque consideró que la verdad no se alcanza con grandes discursos escritos, sino mediante el diálogo. El lenguaje es el lugar de la verdad, por tanto, la verdad se alcanza mediante el lenguaje y no a través de la escritura. Sócrates mediante el diálogo, guiaba a su interlocutor para que por medio de la reflexión sacara de su interior el conocimiento que tenía guardado en su alma de manera confusa y oscura. Sócrates hizo fuertes críticas a los sofistas quienes fueron
El sustrato platónico de las teorías pedagógicas constructores de extensos discursos orales, él, en cambio, dialogaba con otros para ayudarles a descubrir la verdad, pero no la verdad de Sócrates o de otros, sino la del dialogante. Mientras que los sofistas se consideraban sabios por tener respuestas para todo, Sócrates decía no saber nada.
Como arte de discusión, la dialéctica se refiere al arte de preguntar y de responder para llegar a la verdad y puede apreciarse en la magistral manera de interrogar de Sócrates, en la que por medio del interrogatorio y el ejercicio de la razón se busca la verdad (Moreau, 1999: 27). La dialéctica tiene dos partes importantes de un mismo proceso que son la ironía y la mayéutica. La primera, dice Sócrates, sirve para purificar todo lo negativo que existe en la mente de los hombres y, la segunda, sirve para sacar del alma los conocimientos que están guardados en ella. La ironía es el proceso mediante el cual el interlocutor expone lo que considera saber acerca de algo, mientras que el maestro escucha atentamente para en seguida plantear una serie de preguntas con las que su interlocutor empieza a percatarse de sus errores y de su ignorancia acerca de lo que él creía saber. A decir de Hegel, la ironía socrática.
…no es sino un modo especial de comportarse en el trato de persona a persona, decir, una forma subjetiva de la dialéctica únicamente, en tanto que la verdadera dialéctica versa siempre sobre los fundamentos de la cosa misma. Lo que con ello se propone Sócrates es, sencillamente, que los demás, al exponer sus principios, le den pie para ir desarrollando a la luz de cada tesis sentada por ellos la tesis contraria, como consecuencia implícita en aquella o como una conclusión a que puede llegarse, partiendo de la propia conciencia y sin pronunciarse directamente contra la tesis en cuestión (2002: 52-53).
En el pensamiento de Sócrates y de Platón, el uso de la razón implica el planteamiento de preguntas bien formuladas, que induzcan al interrogado a accionar el potencial de razonamiento contenido en su alma a la hora de construir las respuestas. Este proceso permite a los discípulos conocer un objeto, en tanto que el método empleado por los sofistas implica el aprendizaje, es decir, el registro en la memoria del discurso del maestro. 

1 comentario: